...desde dónde escribo...

"Escribiendo desde el vómito irreverente, obstinado, irrespetuosamente presente. Y es que, escupo palabras como misiles, como hartazgos, como besos húmedos, como puñetazos precisos, ciertos. Sacando lo que está dentro de la manera que mejor me sale hacerlo, una palabra extirpada desde dentro, de raíz, de profundos pozos ciegos. Me libero en la cárcel donde ahora las encierro. Para siempre quedan, para volverlas a oler en algún tiempo, para arrojarles más de diez insultos, y menos de tres besos. Para recorrerlas y recorrerme, saborearme la piel que supo erizarse entonces, o pudrirme de nuevo con lo rancio y oscuro de aquel cuento".







lunes, 2 de junio de 2014

Otra vez andando. No es que me haya detenido, sólo aquieté un poco los latidos, limpié sus rincones, los hice más grandes, ordené sus cajones, los hice más pequeños. Es que ahora quiero ver mejor qué pongo dentro.
Intentaré no desnudarme abrupta ante lo que aparece en el camino. Cuidaré mi piel de las caricias que culminan en manos empuñando mil heridas. Protegeré mi espalda esquivando el abrazo que amanece camuflado y al caer la noche desfunda una cuenta interminable de alambres de púa que pretenden perforarme.
Dejaré el impulso que me muestra ingenua. Abriré más mis ojos, impidiéndoles que vean limpio de antemano, los instaré a que busquen más allá de esas pupilas, y contemplen la mugre que se esconde en muchos de esos parpadeos.
Si llego a la cornisa nuevamente será porque elija el abismo para así acercarme, no por esos cuerpos que me vienen empujando para que salte, o cavan la fosa, para que me hunda, o tiran más tierra, para que me pudra.
Si acaso decidiera llegar hasta el límite que me muestra un espejo repetido de precipicios, será para alzar mi cabeza, poner firmes mis pies sobre la tierra, respirar profundo, sonreír profundo, y así contemplar la caída de todos aquellos que quisieron contemplarme a mí allá en lo bajo.
Seré yo la que siga andando…mientras otros se vayan deteniendo…

Mara

miércoles, 21 de mayo de 2014

Yéndome

Me aturde ese silencio. Mareada le busco la forma y no concibo ni un atisbo de palabra siendo. Sólo gestos nauseabundos que perforan mis tímpanos dejándolos sordos. Cegando la razón que persuade lo que siento, o presiento. Da lo mismo. El eje es tan sólo una línea zigzagueante y caprichosa, empeñada en doblarse y correrme, por todos sus costados, llenándome de esquinas la piel y su urgencia.
Es el olvido quien tiene que asaltarme, hasta cubrirme de desmemoria la incertidumbre y las ganas de algún algo parecido a lo soñado; la voluntad de estas piernas de subir la cuesta con mi cabeza para abajo; o el hartazgo de este subibaja cansado de su inercia.
Cuando ya ni siquiera mi deseo puede deletrearte, ahí es donde debo correr y volar, hacia todas las ventanas que no puedan dibujar tu sombra. Abrir este paréntesis para que salgas y dejar que entre la sorpresa de ese hallazgo que no para de buscarme, y que me encuentre, con el cajón cerrado y la página nuevamente en blanco.
Sacudida de antemano. Sin órbitas claras, con caminos y estos pasos recurrentes. La necesidad abrupta de salirme de lo involuntario que penetra y dirige, conduce, manipula, entorpece, desmotiva, succiona las ganas, mutila la sonrisa, evapora la poca sanidad que pueda esconderse cuando dos se encuentran.
En la misma calle, en el mismo pavimento, en la misma escena, en el mismo siglo, en la misma oportunidad desnudada que arremete, en el mismo choque inentendible de los cuerpos, en la misma escala despareja de las ganas cuando nacen, en el mismo atormentado suceder de lo distinto, en la misma intencionalidad cantada que suda los segundos paridos del latido que interfiere con los otros, donde implota y exagera, donde ebulle y convulsiona, donde existe en un “ahora” y al milímetro siguiente….se evapora.

Mara 

jueves, 27 de marzo de 2014

Otro cuento



Ya pasé por esto.
Me ahogué.
Me hundí.
Me sepulté.
Lloré este abrazo.
Escupí ese beso.
Lastimé aquel alma.
Disparé a ese pecho.
Otro aura.
Otra dirección.
Otros puñales.
Otros gemidos.
Otro consuelo.
Ya salí de esto.
Me sequé el agua.
Me limpié las algas.
Me saqué ese lodo.
Me abracé en silencio.
Me insulté en voz alta.
Me besé a escondidas.
Me perdoné sin rezos.
Me rearmé de nuevo.
Ya olvidé este cuerpo.
Que quedó inconcluso.
Que durmió lo eterno.
Que amputó mis ganas.
Que desojó mis pieles.
Que carcomió mis quiero.
Que asesinó mis puedo.
Ya reescribí mi historia.
Con mis partes todas.
Con mis alas rengas.
Con mis vuelos altos.
Con mis ganas vivas.
Con mi pluma cierta.
Con mi alma mía.
Con mi amor alerta.
Con mis partes algo.
Con mis ojos viendo.
Con mis pies naciendo.
Ya salí del cuento.
Ya narré más letras.
Ya latí esta pena.
Ya abracé mi espalda.
Ya escapé esta huida.
Tuve el tiempo.
La distancia.
La cobardía.
El sueño a medias.
La oportunidad, esquiva.
La razón perdida.
La soledad, tan mía,
Ya pasé por esto.
Dejé los trozos.
Tejí los lados.
Reí flamante.
Aniquilé nostalgias.
Trepé otro muro.
Corrí constante.
Amé de nuevo.
Sané mis partes.


Mara 

sábado, 22 de marzo de 2014

Otros




Sudo razones que llevan otro nombre.

Que visten otras ropas.
Que rompen otros huecos.
Que destejen otros hilos.
Que enuncian otros gritos.
Que matan otros muertos.
Que nacen otros vientres.
Que buscan otros desencuentros.
Que tachan otras letras.
Que borran otro abrazo.
Que aprietan otros labios.
Que aman otras causas.

Sudo razones… sin razonarlas.

Mara 

viernes, 21 de marzo de 2014

Sensación Térmica


Con intervalos de aire azotando mis pulmones.
Intermitente este humor que me ríe y me llora.
Me golpea la espalda el asfalto chillando.
El calor nauseabundo vomitando el invierno.
Ese rostro perdido que me busca en mi huida.
Y a veces salto.
Y a veces puedo.
Y a veces creo.
Soplos. Rasguños. Insultos. Veredas. Ocasos. Acasos…
Pequeños instantes que mueren y nacen.
Y yo que me hundo sin agua tapándome.
Este cielo imperfecto repleto de luces.
Tan alto y soberbio y mediocre su acento.
Tan sucio. Tan abundante. Tan sin sentido.
Sus vidrios tan limpios.
Su gente tan chata.
Su amor tan vencido.
Su odio tan tibio.
Su vitalidad tan agonizante.
Insisto en mirarte con ojos de antes.
No veo. No toco. No siento. No quiero.
Empaco mi furia primero.
Y luego mis ganas.
Me voy en silencio entre ahora y mañana.
Pasado me aguarda a la vera del río.
Mojando mis pies, devolviéndome el alma.
Que confusa me advierte del lodo que avanza.
Me salvo y me quedo.
Me quedo y me armo.
Me armo y me canto.
Me canto y me tengo.
Me tengo y me salgo.
Derrumbo las tumbas que con sus grilletes me amputan las alas.
Derribo nostalgias, preguntas, vacíos y llenos, hastiados de nada.
Descubro que existo pariendo de nuevo este ser que no acaba.

Mara


Cuando digo FUTURO


“Les convido a creerme cuando digo futuro”

A pesar de este gris, de este hierro.
De la celda, la yuta, los bondis y el encierro.
Los odios, los sapos, los engomes y los castigos.

“Les convido a creerme cuando digo futuro”

A pesar de ése cielo y todo el asfalto.
De los gritos, la noche, lo oscuro y lo muerto.
Los muros, los golpes, lo tarde y lo esquivo.

“Les convido a creerme cuando digo futuro”
A pesar de los soles de patios estrechos.
De los buzones, lo injusto, los llantos y el frío.
La gorra, las bajadas a cancha, los fiches y los colinos.

“Les convido a creerme cuando digo futuro”
A pesar de las bestias que anidan más sangre.
De las púas en alto, la crueldad, la miseria y el hastío.
La astilla no dada, el corchito perdido, el embroyo vacío.

“Les convido a creerme cuando digo futuro”
A pesar de la tumba y lo lejos del río.
De ese fuelle que quema y no abriga.
Los mangangá, la marmita con sobras, la palmera vacía.
“Les convido a creerme cuando digo futuro”
A pesar del presente perpetuo y maldito.
De este ahora impreciso y cautivo.
Los deseos presentes de que anden conmigo.

Mara