Qué vas entender vos de este llanto, de esta tristeza, de
este dolor que nos atraviesa.
Qué vas a entender vos si sólo te perturba el centímetro
cuadrado de tu adentro y nada lo de afuera.
Qué vas a entender vos si jamás saliste del círculo vicioso
de tus penas.
Qué vas a entender vos si de tibieza cubrís tus escenarios y
de mezquindades vestís tu ropero.
Qué vas a entender vos si al amor lo calculás con intereses,
lo dividís para reinar la fantasía de vida que te alberga.
Qué vas a entender vos si escribías “viva el cáncer” y
celebrabas la muerte del hombre que vino a proponernos un sueño y soñamos con
él, y lo hicimos tangible.
Qué vas a entender vos si te conmovés de las muertes blancas
y reproducís los vómitos que te meten como infusión en tu té de las 5.
Qué vas a entender vos si la memoria la ponés al servicio de
los que mueven tus hilos y repetís sin saber los relatos que te venden sin
deglutirlos.
Qué vas a entender vos que hoy se nos parta el corazón y sintamos que
se nos desgarra el alma por el peligro que vuelvan a hundirnos como pueblo.
Qué vas a entender vos si no te toca el dolor del otro, si
no te duelen nuestros muertos, si no te conmueve nuestra sangre, si no te
moviliza nuestra bronca, si no te llegan nuestros gritos, si no te contagian
nuestras ganas, si no te lastiman nuestras balas, si no te importa nuestra
Patria.
Qué vas a entender vos si tu olvido es tan presente que
elegís pegarte un tiro a menos de un metro de distancia.
Qué vas a entender vos si mordés la mano del que te la
extendió para que salieras de las llamas.
Qué vas a entender vos si el egoísmo nubló tu vista, la
necedad amputó la parte que te hacía verte antes de este ahora, cuando ardías
en la desolación de no saber cómo sería este presente. Elegís ignorarte en
aquel tiempo y hacer de cuenta que no estabas, o no estaban. Elegís creerte el cuento de un cambio que vuelve sin
cambiar nada de aquellas muertes que nos dieron. Elegís el fallecer de a poco,
a cuenta gotas, con las mismas recetas que ya nos inyectaron como veneno
certero y letal, lento, preciso y cierto. Elegís proyectarte en una realidad
que no va a pertenecerte, no pertenecerás, aunque te hayan vendido y vos hayas
comprado con la vacuidad de las palabras que todo dicen cuando no dicen nada.
Elegiste el vacío por tu hartazgo de lo lleno, elegiste lo superficial por tu
desprecio de las formas que tanto te agobiaban, elegiste una parcela para tu
tumba irremediable, y fuiste vos el verdugo que se puso la capucha y disparó
afilado contra tu sien y todas las sienes.
Qué vas a entender vos si despotricás sobre la grieta y te
ubicás de un lado de ella, creyendo que estás en la platea, no viendo que tu
asiento está en el gallinero.
Qué vas a entender vos si tu conciencia de clase te muestra
el espejismo de reyes y coronas y al darte vuelta te encontrás con las
chancletas y la humedad de la pared que te recuerda el origen que te esforzás
en esconder debajo de la alfombra.
Qué vas a entender vos del temor y el desconsuelo de mirar
de nuevo aquella foto repleta de márgenes que se van cayendo cuando habían
comenzado a levantarse. Qué vas a entender vos si no te duele la llaga ajena,
no te indigna, no te altera.
Qué vas a entender vos de este dolor, de este llanto, de
esta bronca, de este amor, de esta causa, de esta bandera.
Mara. Noviembre de 2015.