...desde dónde escribo...
"Escribiendo desde el vómito irreverente, obstinado, irrespetuosamente presente. Y es que, escupo palabras como misiles, como hartazgos, como besos húmedos, como puñetazos precisos, ciertos. Sacando lo que está dentro de la manera que mejor me sale hacerlo, una palabra extirpada desde dentro, de raíz, de profundos pozos ciegos. Me libero en la cárcel donde ahora las encierro. Para siempre quedan, para volverlas a oler en algún tiempo, para arrojarles más de diez insultos, y menos de tres besos. Para recorrerlas y recorrerme, saborearme la piel que supo erizarse entonces, o pudrirme de nuevo con lo rancio y oscuro de aquel cuento".
miércoles, 8 de junio de 2011
¡Apunten!
La palabra como fusil, como abrazo extenso, como odio naciendo, como amor desparramado, como TRINCHERA abierta, combatiendo el poder de los que la usan para usarnos.
La palabra como bandera, consigna, batalla. Cubriéndola de plaza, de marchas, de razones que pretender esconder debajo de las alfombras, en las periferias de los mapas, en los cajones bien cerrados.
La palabra develando realidades que visten harapos y manos curtidas, pieles sangrantes, ojos que se inclinan hacia abajo cuando miran penetrantes.
La palabra rescatada de los suburbios, de las paredes pintadas, de las páginas invisibles de los diarios, de los anonimatos que gritan y no salen en ninguna pantalla.
La palabra arrogante que resuena y sobresalta, que ataca y que incrimina, que desnuda y atropella, que rebalsa.
La palabra que rompe muros, atraviesa rejas, dinamita lo invisible de las jaulas. Que expulsa las correctas y prolijas distorsiones que la engañan.
La palabra como arma necesaria allí donde el silencio manda. Haciendo ecos, sumando pasos, retumbando los oídos de los que siempre la callan.
La palabra como sendero cierto para desobedecer el recto camino que nos marcan. Construyendo atajos, armando colectivos de esas voces que nos hablan.
La Palabra… ¡que ametralla!
Mara. Junio 2011
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La fuerza y el valor de la palabra depende tanto de quien la lance como de quien esté dispuesto a recibirla.
ResponderEliminarUn saludo desde el sur..
La palabra es un arma... El silencio también, bien lo saben lxs zapatistas en México, bien lo vamos aprendiendo lxs nadie por todo el mundo, beso.
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